En la era digital actual, donde las tendencias emergen y se desvanecen en cuestión de segundos, la “sintropía” gana popularidad en diversos ámbitos como nueva palabra de moda, mientras la “resiliencia” resuena con menos intensidad en nuestros oídos.
Reconozco haberme quedado más de una vez con cara de idiota fingiendo entender este tipo de palabras. Al ser de uso casi obligado al presentarse a subvenciones europeas, decidí investigar. Y sucedió lo mismo de siempre. Algo que ya no me sorprende de estos nuevos “palabros” de moda.
Y es que la idea de sintropía, como todas esas nuevas palabras a las que me refiero, no es tan nueva como podríamos pensar. De hecho, sus raíces se remontan a la sabiduría ancestral de los seres humanos y a la profunda conexión que éstos mantenían con la naturaleza.
¿Qué es la sintropía?
Lejos de ser una simple etiqueta, la sintropía representa un enfoque holístico* que busca armonizar las relaciones entre los seres humanos y el entorno natural. Se trata de crear sistemas resilientes* y sostenibles, inspirados en los propios patrones de la naturaleza, donde cada elemento juega un papel fundamental en el equilibrio del conjunto.
¿No es esto no es lo que se hacía antiguamente? ¿No se remonta a las raíces de la sabiduría ancestral de la humanidad y a la profunda conexión que ésta mantenía con la naturaleza?
*Enfoque holístico: que aborda un tema de manera integral, en su totalidad.
*Sistemas resilientes: que mantiene sus funciones básicas y su integridad frente a eventos inesperados o condiciones adversas.
Sabiduría ancestral
Doce años he vivido en Ecuador. Tiempo en el que tuve la oportunidad de recorrer todo el país con proyectos audiovisuales y sociales. He visitado lo más profundo y salvaje de la Amazonía, la majestuosidad de su Sierra, su idílica Costa y cómo no, las maravillosas Islas Galápagos. De la mano de la Fundación Verde Milenio y del PNUD Ecuador (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo), he contemplado y retratado los saberes ancestrales de sus comunidades indígenas. En estos parajes no conocen la palabra resiliencia, mucho menos sintropía, pero aplican sus conceptos desde el inicio de los tiempos. Para ellos es algo tan natural como respirar.
Mi sorpresa al regresar a mi “terriña galega” e involucrarme en proyectos sociales, es ver en que Europa, y todo el “primer mundo”, surgen estas palabras como conceptos de algo novedoso y transgresor. Para mí, cada nueva palabra de moda, nos recuerda que en el pasado hacíamos las cosas mejor. Cada nuevo vocablo es bajar la cabeza y reconocer que no hemos hecho las cosas bien. Y me molesta que, quizá por no saber reconocer nuestros propios errores como sociedad, pretendamos disimular esta vergüenza con el uso de estas nuevas palabras. Nos hemos equivocado. Mucho.
Aprender es recordar lo que ya sabemos
¿Se trata entonces de no aplicar la sintropía?, en absoluto, es más necesario que nunca. Es lógico seguir la sabiduría de la naturaleza, la de nuestros ancestros. Ya lo decía el mismísimo Platón: "Aprender es recordar lo que ya sabemos". De lo que se trata es de que no se convierta en otra palabra pasajera que se pierda con la llegada de una nueva.
Ejemplos de la sabiduría ancestral
Las comunidades indígenas de todo el mundo han desarrollado prácticas ancestrales que se basan en los principios de la sintropía. Por ejemplo, en la Amazonía, las comunidades kichwas amazónicas del río Napo practican lo que nosotros llamamos permacultura, un sistema agrícola que imita los patrones naturales de la selva tropical. Esta práctica de chakras amazónicas permite cultivar una gran variedad de alimentos de manera sostenible, sin dañar el ecosistema. Un sistema agroalimentario que está recibiendo últimamente el beneplácito de los fondos europeos. Algunos ejemplos de éxito de este tipo de prácticas las pudimos conocer en el II Foro Rural Sustentable.
Desafíos y oportunidades de la sintropía
Es necesario implementar la sintropía a gran escala, no sólo refiriéndonos al sistema agroalimentario, sino a todas las facetas de nuestra vida, como la arquitectura, el urbanismo, el reciclaje o incluso en nuestras relaciones sociales. Para ello necesitamos modificar los sistemas de producción y consumo actuales, adaptar las infraestructuras existentes y educar a la población sobre los principios de la sintropía. A cambio, podemos obtener un mejor entendimiento con nuestro entorno, mejorando nuestra calidad de vida.
No dejemos que este tipo de palabras se utilicen sólo por moda o interés y se pierdan en el olvido con otra nueva palabra de moda venidera. La sintropía representa un llamado a reunirnos con la sabiduría ancestral y aplicarla a los retos que enfrentamos como sociedad. Se trata de recuperar el equilibrio con la naturaleza y de construir un futuro más próspero y sostenible para todos.
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